YeTian Blog-China: La Leyenda de Nian.

Como sabéis, todos los años se celebra en China el Año Nuevo, aunque no se celebra el mismo día que en nuestro país. La fiesta del Año Nuevo Chino se llama también Festival de la Primavera y, algunas personas, lo llaman el Festival para Escapar de Nian. Pero, ¿sabéis quién era este tal Nian?

1. El monstruo Nian

Hace muchos, muchos años y muchas, muchas dinastías, vivía en China un monstruo llamado Nian. Nian era grande y fuerte como un león y sus garras y dientes eran tan afilados como cuchillos. Además, cuando Nian gruñía, se le podía escuchar desde cualquier rincón de China. Este monstruo vivía en una cueva bajo el mar, donde permanecía dormido durante todo el año. Sin embargo, el último día del año, Nian salía del agua y corría por la tierra. Nian asustaba con sus rugidos a todo el que se cruzaba en su camino y se comía los animales que encontraba a su paso. En las aldeas cercanas al mar, las personas tenían tanto miedo de Nian, que durante este día se metían en sus casas, cerraban las puertas y las ventanas y apagaban todas las luces.

Durante mucho tiempo, este se convirtió en un día triste y oscuro, ya que mayores y niños tenían que quedarse encerrados en sus casas, escondiéndose del monstruo.

Pero una vez, el ultimo día del año llegó a una de estas aldeas un hombre anciano. Parecía tener frío y estar muy cansado y hambriento, como si hubiera recorrido un largo viaje. El hombre caminó por la aldea llamando a la puerta de todas las casas en busca de un lugar donde poder pasar la noche.

Pero la gente estaba tan asustada por la llegada de Nian, que nadie quería recibirle... Hasta que el hombre llamó a la última casa del pueblo, donde vivía una familia famosa por ser la más amable y bondadosa de toda la aldea. La madre, al ver que el hombre necesitaba ayuda, abrió la puerta sin pensárselo y le dejó pasar. Sentó al anciano junto al fuego, le ofreció té caliente, le dio algo para comer y dejó que descansara un poco.

2. El secreto del anciano

El hombre estaba tan agradecido con esta familia que les confesó un secreto: él conocía el punto débil de Nian: el monstruo tenía miedo del color rojo. El anciano ordenó a la hija de la familia que buscara telas o papeles de este color por la casa, que trajera también velas y algo con lo que se pudiera hacer mucho ruido. La niña siguió las instrucciones del anciano y a los pocos minutos regresó con papeles rojos, velas y petardos. Durante el resto del día, mientras la gente estaba aterrorizada en sus casas, la familia recorrió el pueblo pegando papeles rojos en las puertas y colgando farolillos, también rojos, en las ventanas.

Cuando cayó la noche, escucharon por primera vez el rugido de Nian, pero, en vez de esconderse como el resto de vecinos, se quedaron en la calle con petardos en las manos. Al final de la calle principal vieron la sombra del monstruo Nian, que avanzaba lentamente hacia ellos. Entonces, mientras la madre y el anciano encendían las velas de los farolillos, el padre y la hija prendieron fuego a los petardos. El monstruo se asustó tanto con el ruido y con el brillo rojo de los faroles que salió huyendo y nunca, nunca más volvió a aparecer por la tierra.

Los vecinos salieron a la calle gritando de la alegría y agradeciendo a la familia su valentía. Ellos explicaron que todo había sido idea del anciano y le buscaron para darle las gracias. Sin embargo, no pudieron encontrarle. El anciano había desaparecido. Por eso, las personas de la aldea pensaron que aquel anciano había sido enviado por los dioses para proteger a la gente de la tierra del monstruo Nian.

3. El Año Nuevo

Desde aquel momento, todos los años se celebra el Año Nuevo Chino. Es una de las fiestas más importantes de China, tanto, tanto, que la celebración dura casi un mes. Para recordar al anciano que les ayudó, la gente adorna sus casas y las calles con farolillos y papeles rojos.

Además, se lanzan petardos y fuegos artificiales para que Nian no salga de su cueva en el fondo del mar. Las familias se reúnen en sus casas para comer juntas cosas deliciosas y los niños reciben unos sobres rojos llenos de dinero y buena suerte para el resto del año.