Las
Navidades en China no se celebran como las celebramos en Occidente,
pero eso no significa que no tengan sus propias formas de hacerlo.
Como era de esperar, China también ha caído en las garras del
consumismo durante estas fechas. Los centros comerciales hacen que el
ánimo de rascarse el bolsillo entre en ambiente con villancicos,
árboles de navidad y luces de colores. Por eso, los extranjeros que
estábamos allí, nos sentíamos un poco como en casa cuando
paseábamos por la ciudad durante esos días.
El
nombre de nuestra Nochebuena ha sido traducido al chino como “Ping
An Ye” (平安夜), que significa algo así como noche
de calma y tranquilidad.
Es decir, lo que uno de nuestros más famosos villancicos llama Noche
de Paz. Sin embargo, el simbolismo y las costumbres que rodean a este
día en nuestro país, no tienen nada que ver con los
del lejano oriente.
Hace algunos años, a alguien se le ocurrió que el primer
carácter de “Ping An Ye” sonaba igual que el carácter 苹 (ping) que
significa manzana.
Por lo que, a raíz de este juego de palabras, ha surgido en China una
nueva costumbre en la que la noche del 24 de diciembre los chinos
quedan con sus amigos y les regalan manzanas personalizadas metidas en llamativos
envoltorios para desearles paz y tranquilidad. Por eso, aquella
noche, muchos de nuestros amigos chinos nos llamaron para regalarnos
manzanas hippies que proclamaban paz y amor.
Los extranjeros de la residencia decidimos que a pesar de estar lejos de casa y rodeados de costumbres muy alejadas a las nuestras, no podíamos quedarnos sin Navidades, así que decidimos organizar nuestra propia Nochebuena al más puro estilo occidental.
Comenzamos por grabar un CD con villancicos populares de cada uno de nuestros países, de esta forma, durante la cena todos nos sentiríamos como en casa. Además, cada uno cocinamos o llevamos comida típica de Navidad, para poder compartir un trocito de nuestras tradiciones con los demás. Ensaladas, sopas, cremas, pasta, guisos, panecillos e incluso una deliciosa mousse de chocolate hecha por mis amigas de Francia y Bélgica.
Yo
aporté mi grano de arena llevando los polvorones, turrones,
mazapanes y demás exquisiteces, que mi familia me había enviado
desde casa. Fue todo un espectáculo ver a mis compañeras japonesas
y coreanas investigar cómo comer esa cosa tan rara que "la
española" había llevado y que se convertía en polvo en cuanto lo intentabas romper para comerlo.
Otros
se encargaron de aportar un árbol de Navidad y luces, y los artistas decoraron el aula
que nos habían dejado para hacer la celebración.
Por supuesto, ¡no podían faltar los regalos! Como no estábamos seguros de que Papá Noel tuviera tiempo de ir hasta China, decidimos que lo mejor sería organizar un amigo invisible, de forma que todos recibiéramos un detalle que nos alegrara (aún más) la noche. ¿El mejor regalo que tuve? Sin duda, la visita de mi hermana.
Después
de la cena, vimos una de esas películas típicas de estas fechas y
pasamos un rato estupendo charlando y compartiendo risas con los
amigos.
Para despedir al 2014 también hicimos celebración. Muchos de
mis compañeros se marcharon a Shanghai a pasar allí el último día
del año, pero los pocos que nos quedamos en la residencia nos
juntamos a pasar la noche con una modesta cena.
Lo de empezar el año sin doce uvas no acababa de convencerme, así que aquella misma tarde me pasé por la frutería del campus y me hice con un buen racimo para compartir la tradición con mis amigos.
Lo de empezar el año sin doce uvas no acababa de convencerme, así que aquella misma tarde me pasé por la frutería del campus y me hice con un buen racimo para compartir la tradición con mis amigos.
Ya
llegado enero, hubo alguien que se acordó de mí y al despertar la
mañana del 6 me encontré con esto a la puerta de mi habitación:
Es
cierto, no pudimos pasar estos días con la familia, pero también es
verdad que todos disfrutamos y nos sentimos como si hubiera sido así.
Qué entrañable es esta entrada del blog, se formó una gran familia en el campus para que os sintiérais realmente como en casa.
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