Una
vez pasadas las Navidades y como complemento al fantástico artículo
de Alicia Candón Morales,
publicado en Yuanfang Magazine, voy a hablaros sobre
cómo se viven estas fechas en la China continental y cómo las
viví yo estando allí. El relato
de Alicia se
sitúa en Macao. Me ha sorprendido mucho leerlo, porque desconocía
gran parte de las cosas que cuenta. Sí, pasé unas Navidades en
China, pero es que al parecer las costumbres entre Macao y la China
continental (al menos respecto a este tema) son algo diferentes.
Para
empezar, está esa influencia Portuguesa debido a la cual en Macao
los días de Nochebuena y Navidad son festivos. Esto no sucede en la
China continental, donde todo el mundo tiene que seguir con su rutina
como si nada importante pasara (salvo, en algunos casos, quienes trabajan para empresas extranjeras). Para mí fue de lo más extraño
tener que asistir a clase durante estos días. Y, tal vez, a pesar de
haber estado viviendo ya allí durante meses, fueron esas semanas
cuando más sentí que estaba lejos de casa.
Decoración "Navideña" en Hangzhou. |
Lo
cierto es que en España no suelo pasar el día de Navidad en
familia, ya que el trabajo no me lo permite desde hace unos años.
Eso de no cenar o comer rodeada de los míos no me era tan ajeno. Sin
embargo, había un puñado de cosas, pequeños detalles, que me
hacían sentir que aquel año las Navidades no se iban a sentir tan
especiales como debían. Eso de no ayudar a poner el árbol, lo de no
escuchar a mi madre o a mi abuela planeando el menú de Nochebuena o
Reyes, lo de no escuchar a mi hermana canturreando ya desde
noviembre esos villancicos folklóricos que tanto le gustan desde que
era pequeña…
Y
eso que, aunque yo nunca he sido de las que odian a muerte estos
días festivos, tampoco soy de esas personas que tienen un espíritu
navideño tan grande que son capaces de ponerse horribles jerseis con
renos y tragarse todas las típicas pelis navideñas que echan en la
tele durante estas fechas.
Había
pasado Navidades fuera de casa otros años, en otros lugares de
Europa. Sin embargo, no fue hasta que estuve en China cuando me di
cuenta de que quienes hemos crecido en la España de tradición
católica llevamos la Navidad metida en el cuerpo, nos guste o no.
Cuando llega el 24 de diciembre, nuestro reloj biológico se alborota
y sentimos que algo gordo va a pasar. El problema surge cuando estás
en Hangzhou y nada pasa. Nos encontramos con que tenemos que ir a
clase, hacer deberes, y comer y cenar arroz en el comedor
universitario como cualquier otro día, sin que nadie nos envíe
buenos deseos o nos despida con un “felices fiestas”.
Una de las cosas que más me molestaron es que aunque en China nadie celebra estas fiestas (a excepción de los católicos, supongo), a los extranjeros nos meten el mono en el cuerpo poniendo decoración navideña por las calles. Árboles de Navidad, luces, bolas brillantes y espumillón colgando en los centros comerciales, dependientes con gorros de Papá Noel e incluso villancicos sonando en los altavoces de los supermercados. Lo que no vi fueron belenes de esos que Alicia sí encontró en Macao. Supongo que esta es una de las diferencias más grandes entre su lugar de residencia y el mío. En Macao la influencia religiosa está de fondo, mientras que en las “Navidades” de la China continental lo único que está de fondo es la influencia consumista.
Una de las cosas que más me molestaron es que aunque en China nadie celebra estas fiestas (a excepción de los católicos, supongo), a los extranjeros nos meten el mono en el cuerpo poniendo decoración navideña por las calles. Árboles de Navidad, luces, bolas brillantes y espumillón colgando en los centros comerciales, dependientes con gorros de Papá Noel e incluso villancicos sonando en los altavoces de los supermercados. Lo que no vi fueron belenes de esos que Alicia sí encontró en Macao. Supongo que esta es una de las diferencias más grandes entre su lugar de residencia y el mío. En Macao la influencia religiosa está de fondo, mientras que en las “Navidades” de la China continental lo único que está de fondo es la influencia consumista.
Al
igual que Alicia,
mis compañeros y yo también tuvimos la sensación de que los chinos
no sabían muy bien cómo manejar esto de la Navidad. ¿Cuándo poner
las luces y los árboles? ¿Cuándo quitarlos? ¿A quién hay que
comprar regalos exactamente? ¿Se podrá aprovechar la decoración de
Navidad como decoración para la celebración del Año Nuevo Chino?
No estuve allí para comprobarlo en primera persona, pero una amiga
francesa me contó que en el supermercado del campus estuvo
sonando Jingle
Bells hasta
abril.
No
obstante, los chinos han creado sus propias tradiciones para estas
fechas. Recuerdo que la tarde del 24 de diciembre las calles del
campus estaban llenas de estudiantes que deambulaban con cajitas en
la mano. Yo no sabía muy bien de qué iba la cosa hasta que una
amiga china me llamó diciendo que tenía algo para mí. Me reuní
con ella y me encontré con que me ofrecía una de esas cajitas
misteriosas que yo llevaba viendo toda la tarde. En el interior había
una manzana.
Manzanas especiales para ser regaladas en Navidad. |
Como
tengo la mala costumbre de no comer demasiada fruta, hasta ese
momento no me había enterado de que durante esos días las fruterías
estaban llenas de unas manzanas especiales que sirven como regalo el
día de Navidad. ¿Por qué? La palabra manzana en chino suena muy
similar a la palabra Nochebuena en el mismo idioma. A lo chinos
les encantan los juegos de palabras homófonas y no han
desaprovechado la oportunidad de crear una nueva costumbre. Las
manzanas son un símbolo de amistad y por eso algunas de las que se
venden estos días llevan en su piel grabados caracteres
como amor, respeto y
ese tipo de cosas que a todo el mundo le gusta leer. Eso sí, si
estáis por allí y queréis uniros a esta costumbre, preparad el
bolsillo porque las manzanas de la amistad no son precisamente
baratas.
Esas
Navidades que pasé en China, las celebré con mis amigos y
compañeros extranjeros, en una fiesta navideña multicultural que
organizamos. Y con mi hermana, que se escapó durante unos días para
estar conmigo. La recibí con un arbolito de Navidad que compré para
ambientar un poco la habitación durante esos días. Ella llevó su
maleta cargada de turrones, mazapanes y polvorones que, aunque no
acabaron de convencer a mis compañeras coreanas, a mí me supieron a
gloria.
El
tema de la Nochevieja es algo diferente en el país, ya que cada vez
hay más gente que, de una forma u otra, celebra el fin de año. Unos
se juntan para cenar con los amigos y echar una partida a algún
juego de mesa, otros lanzan fuegos artificiales y los más
marchosos participan en las fiestas que se organizan en algunas
discotecas. Eso sí, la celebración es bastante más moderada
que la del Año Nuevo Chino. Muchos de mis compañeros decidieron ir
a Shanghai a despedir el año, porque al parecer allí hay más
ambiente.
Grupo de jóvenes celebrando el fin de año entre amigos. |
Por mi parte, durante esa noche preparé unos racimos
de uvas, reuní a unos cuantos amigos de distintos lugares del mundo
y, al ritmo de las campanadas de un vídeo de no recuerdo muy bien
qué año que encontré por YouTube, nos las tomamos todos juntos para empezar el año "como
Dios manda".
El
día de Reyes, mi hermana ya había vuelto a España. Sobre Papá
Noel se sabe algo por China, pero de estos otros tres señores… más bien
poco (al fin y al cabo, protagonizan menos pelis que el buen hombre
de rojo). Ahora bien, ¡no penséis que me perdí lo de recoger los
regalos de debajo del árbol de mi casa! Hoy en día, con una videoconferencia
en Skype se soluciona cualquier cosa.
Como
veis, a pesar del extraño ambiente navideñoide chino, de tener que
ir a clase y de la escasez de dulces navideños, conseguí sentirme
en familia. El 7 de enero recogí el árbol de Navidad. Lo devolví a su caja y lo
guardé en lo alto del armario. Allí se quedo cuando me marché de
la residencia, esperando a que otro extranjero nostálgico lo
encontrase durante las próximas Navidades y, al igual que yo,
pudiera sentirse un poco como en casa.
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