Esto, que para vosotros no es más que una frase sencilla, sin ninguna clase de significado oculto, para mí lo significa todo: todo lo que yo era antes de ese año y todo lo que empecé a ser una vez que me senté en ese avión.
Para
mí significa decir adiós, dejar la mente en blanco, lista para
grabar en ella seis meses de “aúnnosabíamuybienqué”. Significa
el calor y la humedad pegados a mi piel cuando pisé el suelo
subtropical de Hangzhou al salir del aeropuerto. La satisfacción de
comprobar que la gente me entendía cuando les hablé en chino por primera
vez. Los nervios por ver cómo sería el lugar donde tendría que
vivir los próximos seis meses. La incertidumbre esfumándose unas horas
después cuando pisé mi nueva habitación. Las ganas de saber cómo
serían mis compañeros. Tranquilidad al darme cuenta, tan solo
una semana después, de que ya nos habíamos convertido en una gran
familia.
Significa
la curiosidad por aquel “otro mundo” que es China. Sacar fotos,
muchas fotos, a todo lo que me rodea. Enamorarme de mi nuevo hogar. Aprender y desaprender.
Adquirir el superpoder de comer con palillos. Significa el alivio al
descubrir que un entorno respetuoso y tolerante es posible. Regatear
los precios, mucho. Eliminar prejuicios. Sorprenderme a mí misma
disfrutando del caos de las ciudades chinas. Ir a clase. Escuchar y hablar en
muchos idiomas. Soñar en esos idiomas. Extrañar mi colchón
blandito y mi almohada mullida. Eliminar la frontera entre amigo y
hermano. Probar nuevos sabores. Ver pandas.
Significa
perder el miedo a lo desconocido e improvisar en situaciones
inesperadas. Significa esquivar coches, motos, motocicletas,
bicicletas, taxis, camiones, furgonetas y autobuses que no respetan
los semáforos. Hacer amigos chinos. Escribir cartas y postales a los que echo de menos.
Hacerse entender en situaciones imposibles. Empaparse de otras
culturas, ideas, opiniones y formas de vida. Comer mucho arroz y
beber litros de agua caliente. Salir viva de un hospital chino.
Convencer a mis padres para que dejen que mi hermana venga de visita.
Admirar las horteradas en las tiendas de souvenirs. Acostumbrarse a
que las cosas no están demasiado limpias.
Significa aprender a moverse en
metro. Comprar libros muy baratos. Pasar por situaciones de lo más
surrealistas. Significa divertirse con gente estupenda. Horrorizarse
con la polución. Aparecer en las fotos de cientos de
desconocidos. Responder emails procedentes de la lejana España.
Sobrevivir a los antojos occidentales más espantosos. Viajar por aquí
y por allá. Ver cosas preciosas. Ver cosas terribles. Pasar días
dentro de un tren. Probar todos los tipos de fideos instantáneos del supermercado. Conseguir un
título de chino. Terminar el curso. Decir adiós a los que
vuelven a sus países. Decir adiós a los que se quedan en China.
Guardar
seis meses en una maleta.
Hoy
hace un año que me metí en un avión de camino a China. Escribo a
esos amigos que han surgido durante esta experiencia y todos
recordamos esos meses con un sentimiento difícil de explicar. Yo
diría que es algo así como nostalgia, alegría por haber sido
tan afortunados de vivir lo que hemos vivido, gratitud
hacia toda esa gente amable que nos hemos cruzado por el camino, orgullo por haber sabido aprovechar aquel tiempo como se merecía ser
aprovechado.
Que bien volverte a leer.. Que bonito todo lo que escribes!! Nosotros solo tuvimos la suerte de estar en China durante 15 dias pero nos enamoro..
ResponderEliminar¡Qué bien volver a teneros a vosotros por aquí! Muchas gracias, Sonia.
EliminarYour writing is really impressive Aida!
ResponderEliminarThank you very much, Emil! You were part of that experience, so I guess you can understand my meaning perfectly :)
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