01 abril 2017

Hacer amigos chinos, ¿un reto?

Para mí siempre fue muy fácil hacer amigos en China, tanto en el ámbito universitario, como fuera de él. De hecho, en mi entrada anterior comento que una de las 10 cosas que más me gustan del país es lo fácil que es conocer gente nueva allí. Muchos me miran con expresión de extrañeza cuando lo comento, como si estuviese exagerando, pero os prometo que no miento cuando afirmo que mi experiencia a la hora de entablar amistades allí fue más que positiva.
Por un lado, en la universidad donde estudié había otros muchos extranjeros como yo, que llegaron al país sin conocer a nadie. Convivía con ellos la mayor parte del día, así que inevitablemente acabamos estrechando lazos de amistad que aún nos duran. Conocí a gente de todas partes del mundo: otros muchos europeos, árabes, americanos, africanos y asiáticos. Todos ellos gente estupenda, a la que tras tan solo un mes de convivencia ya trataba (y me trataban) como si fuesen mi familia.
Hasta aquí la cosa suena normal a casi todo el mundo: un puñado de personas acaban juntas en un país extraño y, como es lógico, tienden a arrimarse para hacerlo todo más fácil. Sin embargo, cuando digo que también establecí muchas y muy buenas relaciones con los chinos, muchos parecen sorprenderse. Algunas personas que han vivido allí aseguran que para ellos fue complicado conseguir amistades chinas; otros, que aún no han estado en el país pero que planean hacerlo, ven la situación como un reto.

Durante una fiesta de intercambio cultural en la universidad.