Llevo toda la semana
con faringitis y con la afonía y dolor de garganta que ello implica. Cuando mis
amigos chinos se enteraron de mi desgracia, por supuesto, me recomendaron beber
mucha agua caliente y, además, me obsequiaron con un precioso bote de Peipakoa.
¿De Peipaqué? Se trata
de un famoso remedio chino (del que yo no había oído hablar nunca) que se utiliza para aliviar los problemillas de garganta y, sobre todo, la tos.
Es una especie de sirope oscuro hecho a base de miel, regaliz, jengibre, menta,
extracto de níspero, piel de pomelo y muchas hierbas, raíces y semillas chinas que se han usado durante siglos en
la medicina tradicional china. En concreto, cuenta con casi 20 ingredientes, todos ellos debidamente señalizados en su llamativa caja roja, aunque no todos ellos conocidos por nosotros.
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No me digáis que la caja no mola, ¿eh? |
Con los años su fama ha cruzado fronteras y
ahora se comercializa por todo el mundo. No obstante, tengo entendido que es algo
carillo (en internet, unos 12 euros por 300ml) y no es tan fácil de encontrar en ciudades pequeñas, aunque lo tienen en algunas tiendas de alimentación china.
El sabor es muy dulce y agradable, y la textura es densa, similar a la de la miel. Se toma un par de veces al día, echando una cucharada
en un vasito de agua tibia o infusión. Mi amigo insistía en que él se lo tomaba
directamente de la cuchara, y es verdad que se puede tomar así, pero la sensación
de empalago que me produjo tan solo imaginarlo me echó para atrás y preferí mezclarlo con un poco de agua.
Tras tomarlo con algo de miedo y fiándome solo a medias de la palabra de mis amigos, esperé con paciencia a que aquel brebaje viscoso me pusisera la piel de color azul o a que me diese algún tipo de reacción adversa irreversible. Pero lo cierto es que sobreviví, y que el jarabe me alivió bastante las molestias (al menos durante un ratito). Aunque, cuidado, porque a pesar de ser un remedio natural, su uso no está
recomendado para personas con hipertensión. Más allá de eso y tomado con moderación, no parece tener otras contraindicaciones e incluso pueden tomarlo los niños, aunque en menor cantidad que los adultos.
Por supuesto, lo mejor siempre es acudir al
médico para realizar el tratamiento más adecuado, como también hice yo. La Peipakoa no
va a curarnos, pero, sin duda, puede ser un complemento útil para hacer
más llevaderos los molestos catarros de estas fechas. Y vosotros, ¿habéis probado alguna vez este remedio? ¿Os
ayudó?