Aprendiendo con los niños de primaria

Esta vez hemos tenido la suerte de pasar la mañana en un colegio de primaria, donde estudia la hija de uno de nuestros profesores. 

Allí los niños entran al cole por primera vez con 6 años. Un grupito de alumnos extranjeros fuimos invitados a ir a una de estas clases para que pudiéramos contar a los niños cosas sobre nuestros países de origen. De esta forma, ellos podrían aprender algo sobre otras partes del mundo: música, comidas, paisajes, idiomas, festivales, tradiciones...  

Pero, por supuesto, ellos no han sido los únicos en aprender. Nosotros hemos vivido una experiencia tan enriquecedora como la suya, porque no todos los días uno tiene la oportunidad de ver cómo funcionan las clases en China, ¿no?

Os cuento en esta entrada cómo se desarrolló la mañana, para que vosotros también podáis aprender algo nuevo.

Cuando llegamos al cole, los niños aún estaban en clase, así que aprovechamos para deambular por las instalaciones y ver cómo era el colegio. Tablones de anuncios con dibujos y manualidades realizadas por los niños, bolas del mundo, cajones y estanterías con cuentos en los pasillos, ajedreces chinos gigantes, jaulas repletas de balones, varios patios (todos ellos interiores, ninguno daba hacia la calle) con figuras de animales escondidas entre los árboles y, eso, mucha, mucha vegetación.

Las aulas eran, en general, muy grandes, con muchos ventanales a ambos lados de la clase desde los que se ven los diferentes patios, una pizarra enorme que cubre casi toda la pared frontal y una pantalla para proyectar películas.

Los niños nos recibieron de la forma más cálida posible, con aplausos, abrazos y gritos de "hoy tenemos extranjeros en el cole". Todos querían que jugáramos con ellos y nos arrastraban de las manos para enseñarnos sus libros, lo bien que hacían sus deberes o, simplemente, para invitarnos a jugar.

Mi nuevo grupito de amigos y yo nos lo pasamos genial con el "escondite inglés". Ninguno de ellos conocía el juego, pero les gustó tanto que intuyo que desde ese momento estará ocupando parte de sus recreos.

Tras este ratito que dedicamos a romper el hielo, los profes nos invitaron a volver a entrar a las aulas. A partir de este momento, por turnos, cada uno de nosotros salía al encerado y contaba a los peques alguna cosilla sobre nuestro país, acompañando la charla con imágenes o vídeos. Después los niños tenían que responder a nuestras preguntas para demostrar que habían estado atentos.

Algo curioso, es que al final de cada clase los niños realizan ejercicios de relajación, guiados por la maestra y por una grabación con música que les va diciendo qué tienen que hacer: frotarse las sienes con suavidad, cerrar los ojos, mover el cuello...

Todos ellos acabaron recibiendo una chocolatina por haberse portado tan bien con nosotros y por habernos acogido como a uno más de la clase.