La Ciudad Prohibida o Palacio Imperial es
uno de los iconos por excelencia de Beijing. ¿Quién no ha oído alguna vez
hablar de este lugar? Se trata de un complejo colosal, uno de los
palacios más grandes del mundo, cuya superficie abarca un rectángulo de más de
70 hectáreas y que está formado por casi 1.000 edificios y 9.999 salas. No hay
duda de que son unas cifras de vértigo, especialmente si se tiene en cuenta que
fue construido exclusivamente para una persona: el Emperador.
La construcción del lugar comenzó en 1406 y la obra supuso 15 años de
duro trabajo para más de 1 millón de obreros. El material principal que se
utilizó para su construcción fue la madera. Por eso, la Ciudad
Prohibida está considerada por la UNESCO como el mayor y más antiguo complejo
de madera del mundo, además de ser uno de los mejor conservados. La madera utilizada
procedía de un valioso árbol del sudeste chino que, a día de hoy, se encuentra
en peligro de extinción. Se trata del Phoebe zhennan,
cuyos troncos fueron trasladados hasta Beijing para la construcción del lugar.
Se dice que la madera de estos árboles era tan valiosa que solo la realeza
tenía permitido utilizarla.
Pero la madera no es el único material que se utilizó. También fueron
necesarias piezas de mármol gigantescas que se extraían de canteras de la zona,
y multitud de ladrillos dorados con los que cubrieron los suelos.
La Ciudad Prohibida está rodeada por unos muros de un característico color rojo, con 8 metros de altura y de
grosor (algo menos anchos en la parte superior), que se encargan de mantener el exterior totalmente aislado del
interior.
Los tejados, amarillos, son símbolo del poder del emperador. Y es que la
arquitectura y ornamentación del lugar está cargada de elementos simbólicos.
Desde las gárgolas en los tejados (a mayor número de figuras, mas importante
era el edificio), hasta el número de tachuelas en las puertas de acceso
(9 filas de 9 bolas) que simbolizan la supremacía del emperador y que veréis
que todos los visitantes tocan al acceder a la Ciudad.
Otros elementos destacables son las parejas de leones que custodian los
edificios importantes, representación del poder y la fertilidad; o los
elefantes arrodillados del Jardín, que simbolizan la sumisión de los súbditos
ante el emperador. Muy curiosas también las cabezas de dragón que sirven de
desagüe, y las enormes cubetas de metal repartidas por la Ciudad, que en sus tiempos
permanecían siempre llenas de agua —las cubrían con lonetas en invierno—, listas para ser usadas en caso de incendio (recordemos que
todo el conjunto está hecho de madera…).
Antiguamente el palacio se conocía como “Ciudad Púrpura”, color que
representaba a la Estrella Polar, considerada el hogar celestial del emperador.
Como ya he mencionado, este lugar era por y para una única figura, el Emperador
de China. Bueno, en realidad para los 24 emperadores de las dinastías Ming y Qing que usaron este inabarcable
palacio como residencia junto a su corte (emperatriz, sirvientes, enucos y concubinas).
Pero las condiciones en las que vivían aquí eran muy particulares. En primer
lugar, nadie podía entrar o salir de la ciudad sin su consentimiento. Los muros
de los que hemos hablado eran una barrera física, pero también simbólica, de la
separación entre el centro del poder y el resto del pueblo. No solo los
sirvientes tenían prohibido dejar el palacio, sino que el propio emperador
tenía muy restringidas las visitas al exterior y, por supuesto, nunca podía
salir solo. Vivía confinado entre esos muros y solo salía en casos muy
particulares, como atender asuntos oficiales urgentes. Llevaba una vida de
grandes lujos y excesos, pero también de inmensa soledad en una ciudad casi
fantasma. Todo esto quedó plasmado de forma magistral en la peli El último
emperador, de Bertolucci, en la que el espectador consigue empatizar con ese
niño al que tratan como a un dios, seguido y observado en todo momento, y al
que le ha tocado llevar una vida de protocolos, de rutinas tediosas y de una soledad
que no sabe manejar.
La Ciudad Prohibida no dejaba de ser una prisión, para el emperador y
para todos los que vivían con él.
¡Y nos quejamos nosotros de 3 semanitas de cuarentena!
Imagen de la Ciudad Prohibida en la película El último emperador (fuente) |
INFORMACIÓN PARA VIAJEROS (y para no viajeros):
A día de hoy, la Ciudad Prohibida es uno de los grandes reclamos del
turismo en la capital (y en el mundo). Sin ir más lejos, en temporada alta se
venden cerca de 80.000 entradas diarias para el público, y el verano pasado nos
costó 3 días conseguir las nuestras porque a las 9 de la mañana ya estaban
todas agotadas. Increíble, ¿verdad? Por eso recomiendo reservar por internet y
por anticipado, ya que las colas en taquilla son imposibles. Si vais en temporada
alta, preparaos para las masas de gente y los empujones. En verano id provistos
de agua y protección para el sol.
Bienvenidos a la Ciudad Prohibida en verano. Y esto solo es el principio. |
Se accede al primer hall por la Puerta de Tian’anmen, tras pasar un exhaustivo
control de seguridad (se sale de la Ciudad por la puerta norte). Una vez allí
hay que enseñar las entradas en el control de la Puerta del Mediodía.
Nada más entrar subid a la zona de las exposiciones, merece la pena por dos motivos: para admirar el precioso artesonado de una de las salas, y por las vistas, ya que desde allí arriba contemplaréis la inmensidad de la ciudad, que se extiende hasta donde alcanza la vista (o al menos hasta donde permite ver la contaminación).
Una vez
dentro, y si no queréis perderos cosas, recomiendo seguir alguno de los itinerarios
propuestos por las guías turísticas o los mapas del lugar. Para mi gusto el de
la guía Lonely Planet es bastante acertado:
1. Galería de Cerámica
2. Sala de la Armonía Suprema
3. Sala de la Armonía intermedia
4. Sala de la Armonía Protectora
5. Sala de exposición de relojes (ticket
de entrada a parte, no olvidéis comprarlo antes de hacer la cola como nos pasó
a algunos despistados…)
6. Palacio de la Paz y la Longevidad
7. Muro de los Nueve Dragones
8. Pabellón de las Alegres Melodías
9. Jardín Imperial (muy chulo y perfecto
para tomar la sombra después de tanto tomar el sol)
10. Palacios del Oeste
11. Palacio de la Pureza Celestial
12. Sala de la Unión
13. Palacio de la Tranquilidad Eterna
Imágenes del Jardín Imperial. |
He visitado la Ciudad Prohibida en un par de ocasiones, y es uno de los lugares que más me ha impresionado de la capital. Sin duda, visita obligada si vais a Beijing.
Recordatorio: el lugar es inmenso, hay que echarle horas. Si lo queréis ver bien, por lo menos desde la hora de apertura hasta el mediodía, o del mediodía a la hora de cierre.
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