Hace poco hice una escapada a Londres y, por supuesto, no podía
marcharme de allí sin dar una vuelta por el Chinatown. A pesar de
que muchos piensan que el barrio está "diseñado" para los
turistas curiosos, no es así. Hay una larga y desconocida historia
escondida entre esas calles. En esta entrada os hago un rápido
resumen de la historia del Chinatown y os cuento cómo fue mi visita
a este enclave tan famoso de Londres.
En
1599 se formó la Compañía Británica de las Indias Orientales,
cuya principal función era terminar con el monopolio de los
holandeses sobre el comercio de especias. Con el tiempo, hacia
finales del siglo XVII, la compañía acabó estableciendo relaciones
comerciales con China e implantando una factoría en Taiwan que terminó
siendo trasladada a Hongkong. La seda, la porcelana y, sobre todo, el
té chino eran los bienes más solicitados por los británicos, que
los intercambiaban por la lana procedente de su país. La demanda de
té comenzó a ser tan grande que llegó un momento en el que no se
pudo compensar con las aportaciones de lana y los británicos
tuvieron que buscar otros bienes que pudieran interesar a los chinos.
Es así como el mercado del opio se abrió paso en China, a pesar de
que esta sustancia estaba estrictamente prohibida en el país. La
venta de opio en el mercado negro fue un negocio más que rentable
para los británicos, pero el gobierno chino consideró este negocio
una burla a sus leyes. Este fue el punto de partida de las
conocidas Guerras del Opio. Tras muchos problemas, la compañía
terminó desapareciendo en el siglo XIX.
Muchos
de los marineros chinos que habían trabajado para esta compañía quedaron atrapados en Londres y se asentaron en el distrito de Tower Hamlets, a orillas del Támesis.
Sin embargo, esta zona quedó destruida durante unos bombardeos de la
Segunda Guerra Mundial y los chinos se trasladaron al distrito de
Westminister, al conocido barrio del Soho, donde el precio de la
vivienda era bastante asequible.
Aquí
comenzó a crearse el famoso barrio chino, un enclave donde todos
aquellos expatriados podían sentirse como en casa. Y no solo los
chinos... Se ve que muchos británicos que habían trabajado en China para la Compañía de las Indias Orientales y que ya habían vuelto a su hogar sufrían de lo
que yo llamo "el mal del que una vez vivió en China" (aún
no he encontrado un nombre más corto, pero eso es otro tema...). Debido a ello frecuentaban este barrio intentando saciar sus antojos
alimenticios y buscando productos chinos en los comercios del lugar.
Así,
el Chinatown fue adquiriendo popularidad y convirtiéndose en la
China en miniatura que es hoy en día, adornada con cientos de
farolillos rojos sobre sus calles que, más que una decoración
exagerada, son una seña de identidad, una marca que define los
límites de un pueblo y de una cultura asentados en un país ajeno.
Una de las cuatro puertas que dan acceso al barrio chino. |
Si
accedéis por Leicester Street seréis recibidos por una
impresionante puerta al más puro y tradicional estilo chino. Este portón fue
traído directamente desde Shanghai. En las calles transversales encontraréis otras tres puertas menos llamativas, una vez que las crucéis, volveréis
a sentiros en Londres. Entre medias de todos estos portones, se extiende un
complejo de calles bañado por el olor a salsa de soja y a pato
laqueado. En la zona solo veréis chinos y turistas atraídos por el
exotismo del lugar.
A
lo largo y ancho del Chinatown encontraréis todo tipo de
establecimientos típicamente chinos. Los que más abundan son los
restaurantes (en algún lugar leí que hay más de 70, aunque
confieso que no los he contado) con todo tipo de gastronomía china, desde elegantes restaurantes con platos picantes de Sichuan, hasta bufés con comida típica de Hongkong. La mayoría muestran grandes paneles con sus platos a la puerta, por
lo que podréis echar un vistazo antes de decidiros por uno u otro
restaurante. Eso sí, elijáis el que elijáis degustaréis sabores chinos de los auténticos. Una prueba de ello es que si os asomáis a sus escaparates veréis montones de chinos sentados en el interior.
También hay fruterías, tiendas de alimentación con cualquier producto chino que busquéis, casinos, librerías-papelerías, tiendas de telefonía, bancos, establecimientos de masajes, acupuntura o manicura, farmacias de medicina tradicional, los populares kioskos de bubble tea e incluso karaokes (comúnmente conocidos como KTV). Encontré también una pastelería enorme, y me llamó la atención porque, aunque la cocina china no destaca precisamente por sus dulces, en este lugar todo tenía un aspecto delicioso.
Otra de las cosas que resulta llamativa es la cantidad de carteles que hay por todas partes donde se anuncian diversos eventos culturales, tales como talleres de caligrafía o ciclos de cine.
También hay fruterías, tiendas de alimentación con cualquier producto chino que busquéis, casinos, librerías-papelerías, tiendas de telefonía, bancos, establecimientos de masajes, acupuntura o manicura, farmacias de medicina tradicional, los populares kioskos de bubble tea e incluso karaokes (comúnmente conocidos como KTV). Encontré también una pastelería enorme, y me llamó la atención porque, aunque la cocina china no destaca precisamente por sus dulces, en este lugar todo tenía un aspecto delicioso.
Otra de las cosas que resulta llamativa es la cantidad de carteles que hay por todas partes donde se anuncian diversos eventos culturales, tales como talleres de caligrafía o ciclos de cine.
Al parecer, durante los festivales más importantes de China tienen lugar inmensas celebraciones en el Chinatown. Cuando yo lo visité aún había por las calles pancartas anunciando el Festival del Medio Otoño (una pena no haber estado allí para la celebración...).
En los alrededores del Chinatown abundan además los restaurantes de otras cocinas asiáticas, así como la japonesa o tailandesa.
En los alrededores del Chinatown abundan además los restaurantes de otras cocinas asiáticas, así como la japonesa o tailandesa.
También
encontraréis dragones decorando algunos de sus comercios, estatuas
de perros de fu en algún rincon e incluso he oído que hay una
pequeña pagoda, aunque no conseguí encontrarla...
Aunque
está lejos de ser como cualquier barrio de China, el Chinatown es un
paraíso para los morriñosos, tanto para chinos, como para todos
aquellos extranjeros perdidos por Londres que una vez sintieron China
como su hogar.
Gracias preciosa por esta entrada interesante, en breve iremos a Londres y lo visitaremos 😍 nos acordaremos de ti! Un abrazo
ResponderEliminar¡Nos encantó! Nunca hemos estado en China pero es verdad que en esas calles uno se siente lejos de Europa :) No conocíamosla historia de los orígenes del barrio, muy interesante.
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