17 noviembre 2016

Campanas de boda

Antes tenían que conformarse con pintar bisontes en una pared pero, hoy en día, si queremos que un momento quede inmortalizado para siempre, podemos recurrir a la fotografía. ¿Qué es un recuerdo sin una imagen que ayude a mantenerlo vivo? Se ha extendido ya el término postureo para calificar a aquellos que fotografían cosas tan disparatadas como el zumo que acaban de prepararse o sus pies sobre la arena de una playa con el mar de fondo. Sin embargo, hay otro tipo de fotos que son tomadas muy en serio por todos. Por ejemplo, ¿a quién se le ocurriría negar el valor de un reportaje de boda? Hay momentos que son considerados importantes por cualquiera y, como tal, deben ser inmortalizados como se merecen…
Al parecer, en China están empezando a tomarse esto al pie de la letra. Las fotos de boda y preboda han existido desde hace años en el país. Sin embargo, hoy en día llaman la atención más que nunca, ya que poco a poco han ido alejándose de la tradición y sencillez clásicas.
Cualquiera que haya pasado un tiempo allí se habrá cruzado con montones de parejas posando para su futuro álbum matrimonial. Lo llamativo del asunto no es el hecho de encontrar parejas haciendo esto, sino todo lo que se esconde tras las cámaras.

Parejas tomándose las fotos de boda en diferentes escenarios de Hangzhou.

Para empezar, lo más probable es que tanto él, como ella (me centro en los roles “clásicos”, ya que el tema de la homosexualidad en China daría para una saga entera de artículos y no procede dedicarse a ello ahora) lleven un vestuario totalmente conjuntado. Si ella va de rojo, él también; si él va de azul, ella también. Y no solo la ropa, sino que si uno se fija en los detalles y complementos, se dará cuenta de que hasta en eso han pensado los estilistas.
Sí, los estilistas. Esa es otra de las cosas que llaman la atención. Detrás de un futuro matrimonio chino posando se esconde, al menos, un estilista al que previamente los novios han elegido y contratado para que les asesore y acompañe durante la sesión.
Por supuesto, también se cuenta con maquillador y peluquero, tanto para ella, como para él. Estas dos personitas (que pueden o no ser la misma) acompañarán durante toda la jornada a los modelos, cargados con todos los utensilios de belleza pertinentes. No acabo de entender la función de estos profesionales, ya que las dosis de Photoshop que se aplicarán a posteriori sobre la foto y sus protagonistas serán tan altas que incluso si hubiesen ido vestidos con bolsas de basura habrían quedado relucientes y despampanantes en el resultado final. En alguna ocasión he pensado que lo de los maquilladores tiene más bien un objetivo inmediato y que las parejas quieren lucir bien no solo para la cámara, sino también para todos los mirones que les hacen corro en vivo y en directo durante la sesión.

Novias preparándose para una sesión de fotos en el Templo del Cielo (Beijing)

Las sesiones suelen durar, como mínimo, un día entero. Un día entero lleno de múltiples cambios de peinado y de vestuario alquilado.
Se suelen elegir escenarios famosos al aire libre, aunque también existen inmensos estudios decorados a todo lujo para aquellos a quienes favorezca más la luz artificial... ¿Y qué pasa si los que posan fuera tienen la mala suerte de que ese día el cielo está cubierto de contaminación? No problem... ¡Para eso también está Photoshop! Un click de ratón por aquí, otro click por allá, y ¡listo! Ahí tienen todas las fotos del reportaje con un cielo espléndido, una noche estrellada, un arcoiris o lo que haga falta.
Hay parejas que, no contentas con la belleza arquitectónica y paisajística de China, prefieren marcharse al exótico Occidente a sacarse las fotos. Al fin y al cabo, todo queda mucho más romántico si la Torre Eiffel está de fondo, ¿verdad?

Pareja posando en el Bund de Shanghai.

Durante los últimos años, muchas parejas de clase media-alta han volcado no solo parte de sus ahorros en esto, sino también gran parte de sus excentricidades e ideas más descabelladas. Algunos se toman fotos intentando parecer lo más occidentales posible, otros recorren China vistiéndose con trajes típicos de todas y cada una de sus etnias, otros prefieren dar a la imagen un aire surrealista cubriéndose el cuerpo con globos (que, admitámoslo, sale más barato) y otros se visten con el uniforme militar propio de los años 60 y posan con el 
Libro Rojo de Mao entre las manos...
Las fotos de preboda son ya todo un ritual en el país asiático; un derroche de originalidad, extravagancia y dinero. Por supuesto, las compañías de fotografía han sabido sacar el máximo provecho al asunto, llegando a embolsarse miles de millones de yuanes al año.

Pareja posando en el Jardín del Este (Suzhou). Combinar el estilo tradicional con el occidental es también muy popular, aunque el segundo gana cada vez más adeptos.


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